Bueno, es Domingo, y ni si quiera hay noticias, ni peliculas que comentar, no hay nada... jejeje es broma. Hoy os voy a dejar varios poemas que he ido recolectando y a mi eleccion son todos bastante buenos, y mejor dia para leerlos que el jodido Domingo.
Aqui os dejo dos poemas, y asi mañana, cuando vayais a trabajar, (me incluyo yo tambien) podeis darle a la cabeza con lo que nos querian decir.
Mañana que es lunes y el mundo ya esta en marcha ya habra algo mas que contar... que los politicos han muerto todos en un ataque de alienigenas deboradores de gente con coecifiente realmente bajo, o que con los recortes, la depuradora de agua se ha roto, y el agua del palacio de las cortes esta contaminada y todos tienen malas diarreas, jejeje Domingo... no tengo mas que decir.
Poema numero 1: (Este poema, oscuro no es, a mi me ha puesto a 100% y solo tengo una foto para el.)
La dama, entre tanto, de su labios de fresa
estremeciéndose como una serpiente entre brasas
y amasando sus senos sobre el duro corsé,
Decía estas palabras impregnadas de almizcle:
Son húmedos mis labios y la ciencia conozco
de perder en el fondo de un lecho la conciencia,
Seco todas las lágrimas en mis senos triunfales.
y hago sonreír a los viejos con infantiles risas.
Soy para quien sepa contemplarme desvelada,
la luna, y soy el sol, el cielo y las estrellas.
Yo soy, mi amado sabio, tan docta en los deleites,
Cuando sofoco a un hombre en mis brazos temidos,
o cuando a los mordiscos abandono mi busto,
tímida y ligera y frágil y robusta,
Que en esos cobertores que de emoción se rinden,
Impotentes los ángeles se perdieran por mí.
Cuando hubo succionado de mis huesos la médula
y muy lánguidamente me volvía hacia ella
A fin de devolverle un beso, sólo vi
rebosante de pus, un cáliz pegajoso.
Yo cerré los dos ojos con helado terror
y cuando quise abrirlos a aquella claridad,
A mi lado, en lugar del fuerte maniquí
que parecía haber hecho provisión de mi sangre,
en confusión chocaban fragmentos de esqueleto,
De los cuales se alzaban chirridos,
como los de una agria e infernal veleta,
o los de un cartel, al cabo de un vástago de hierro,
que acaricia el viento en las noches de invierno.
Cuando el ojo del día se cierra
y emiten sus guiños las estrellas
cerca de mi cabaña forestal
truena furioso el bosque de los sueños
Hundidos en arena de alta mar
todos los corazones que me amaron
y que no volverán a amarme
vienen hasta mi puerta a reclamarme.
Dormid inmóviles, volved a aquellas
arenas que os cubrieron de olvido.
En lejanas moradas, sobre lechos
vacíos, descansad.
Sobre el eterno polvo o en el cieno
allí donde no perturbéis mis noches.
Dormid allí. Que nunca mas volváis
a derribar mi puerta y reclamarme
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